¿Cómo construimos un mundo mejor?

¿No lo has visto? ¿No lo percibes? Muchas personas son cada vez más frías, muchos han estado rodeados de necesidades y se han vuelto indiferentes, la verdad creo que podría incluirme en el grupo. Quizás nuestros compañeros de trabajo, nuestros amigos de universidad o algún familiar han estado atravesando un mal momento y ni siquiera nos hemos dado cuenta, porque talvez “Hemos estado muy ocupados”. ¿Lo has escuchado? El discurso del amor esta tan devaluado que le hemos permitido a los comercios que lo utilicen para vendernos en ocasiones especiales cosas con mensajes como “Si amas a mama cómprale el mejor regalo” o “Si amas a papa invítalo a cenar”; el amor dejo de ser esa esencia que nace de un corazón sincero y para muchos se ha convertido en algo superficial.

¿Cuándo sacamos de nuestro discurso al verdadero amor? Digo… ¿No debería ser como Martin Luther King decía, la verdadera fuerza que mueva al mundo?  Pero lamentablemente no sucede con todos. Los medios de comunicación, noticieros, periódicos, revistas y el internet, nos muestran una sociedad intolerable, llena de problemas con los que apenas y podemos lidiar, niños que mueren de hambre, niñas embarazadas a edad temprana, jóvenes muriendo de sobre dosis de droga y algunos incluso se matan entre si. Y entonces después de tantas preguntas, entre líneas reflexionaba en una pregunta más: ¿Cómo hacemos un mundo mejor? Y es difícil responder en todo el sentido a la pregunta, pero en realidad sé que sin amor será más complicado, pero si logramos entender el verdadero sentido de lo que significa AMAR aún es posible lograrlo y entonces nace una nueva pregunta ¿Cómo?, las escrituras hablan en realidad mucho sobre AMOR, 1 Corintios 13:13 dice que prevalecerá la Fe, la esperanza y el amor, pero que el más grande de todos es precisamente EL AMOR.

Quizás logremos construir ese mundo mejor cuando dejemos de velar por nuestros intereses y empecemos a preocuparnos por los demás, cuando dejemos de pelear por posiciones y nos ofrezcamos a ayudar al necesitado, cuando empecemos a compartir nuestros recursos, nuestra comida, nuestra ropa y lo que más nos gusta. Cuando empecemos a preguntar a las personas ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Qué te sucede?, pero no como un simple saludo, sino con la verdadera intención de apoyar a alguien quizás cuando la respuesta sea bastante desalentadora. Cuando invirtamos nuestro saldo de teléfono para consolar al herido, cuando dejemos de juzgar a los demás, cuando dejemos de criticarnos unos con otros, cuando veamos al hambriento y suplamos su hambre, cuando ayudemos a nuestro compañero de clase con sus tareas, cuando respetemos el derecho de vida de todos, cuando nos sujetemos a nuestras autoridades, cuando respetemos las colas sin colarnos, cuando respetemos los parqueemos para ancianos y embarazadas, cuando dejemos de sacar provecho vendiendo nuestros valores y principios, cuando demos nuestra vida y lo que somos por amor a los demás.
Quizás allí, podamos construir ese mundo mejor. Ese es mi sueño, pero en realidad es el sueño de Dios. Que nos amemos los unos con los otros. Quizás algún día, se pueda convertir en una realidad.


Por Javier toledo 


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